lunes, 23 de abril de 2007

"Yo sobreviví a un aborto"

Introducción (Fragmentos)

Cuán controvertido y cargado ideológicamente es el tema del aborto lo demostró una simple fotografía que, a fines de 1999, enfrentó al excéntrico periodista de Internet Matt Drudge con la poderosa cadena Fox, del magnate de los medios Rupert Murdoch.


Drudge, un convencido defensor del derecho a la vida, había decidido abrir la primera secuencia de su programa de noticias en Fox con la espectacular fotografía -hoy mundialmente conocida- que muestra la mano de un bebé de 21 semanas de gestación operado de "spina bifida" en el útero de su madre, que desde el vientre materno toma el dedo del cirujano que lo interviene.

Los directivos de Fox, que habían permitido que Drudge dijera de todo en su programa, incluyendo los detalles más salaces de la relación entre el Presidente Bill Clinton y Mónica Lewinsky, prohibieron tajantemente que el periodista exhibiera la foto. Según los directivos, la fotografía se prestaba a "confusión", porque se trataba de una intervención de un no nacido para curarlo de un caso de "spina bífida", mientras que Drudge pensaba hacer un "uso indebido" al presentarla como un testimonio a favor de la vida y en contra del aborto.

Drudge abandonó el set enfurecido, dejando a Fox sin programa y acusando a los directivos de practicar "pura y simple censura". "Yo expliqué que dejaría en claro de qué cosa se trataba la fotografía, pero que quería usarla como respaldo dramático para demostrar hasta qué punto un feto de 21 semanas está desarrollado". "Si hubiera mostrado la foto de un huevo de águila con el pollo asomando una pata, no me hubieran hecho ninguna crítica". "El problema es que se trata de un ser humano", dijo Drudge.


Y es precisamente ese factor, el factor humano, el que más ha sido dejado de lado en un debate que cada vez más parece convertirse en un conflicto ideológico, cuando no en una simple batalla por ganar posiciones estratégicas.

Y así, todo lo que asocia el tema del aborto con lo humano, se volatiliza ante el uso de eufemismos: lo que en la realidad es un aborto, se llama "interrupción voluntaria del embarazo", lo que en verdad es un niño por nacer se denomina "producto de la concepción", y lo que en el mundo real es una campaña para promover el aborto se llama "campaña de salud reproductiva".
David Shaw, un periodista de Los Angeles Times -un diario que jamás podría ser descrito como pro-vida-, expuso con admirable objetividad la manera como los medios masivos más importantes de Estados Unidos -y esto podría aplicarse a otros países- contribuían esta desaparición del factor humano en la manera de cubrir el tema del aborto.

En una saga periodística de cuatro primeras planas sucesivas, Shaw reveló cómo este manejo del lenguaje no es casualidad: "la semántica es el arma con que desarrollaremos esta guerra civil", dice -citada por Shaw- Ellen Goodman, famosa comentarista periodística partidaria del aborto. Y según Hal Bruno, exdirector político del noticiero ABC News, el terreno ganado por los partidarios del aborto es fruto de "un manejo más inteligente y agresivo de la estrategia de comunicación". Un solo ejemplo: apenas se hizo pública la "enmienda Webster" de la Corte Suprema –permitiendo la limitación del aborto por parte de los estados-, los pro-abortistas convocaron a una "reunión urgente" con 17 editores de revistas femeninas para "coordinar juntas" la "protección del derecho al aborto".


En esta estrategia, explica Shaw, "no es sorprendente que los activistas a favor del aborto vean a los periodistas como sus aliados naturales". Y es que entre el 80 y 90% de los periodistas norteamericanos, según encuestas de dos importantes medios masivos, se confiesen favorables al aborto. "Oponerse al aborto es, para la gran mayoría de periodistas, una posición ilegítima e incivil en nuestra sociedad", afirma Ethan Bronner, reportero de asuntos legales del Boston Globe.

El favoritismo de los periodistas norteamericanos permite a los abortistas contar no sólo con un eficaz instrumento de propaganda, sino también encubrir muchos acontecimientos desfavorables: así prácticamente ningún medio importante de Estados Unidos le prestó importancia al descubrimiento de Bob Woodward, el famoso periodista del Washington Post, de que dos jueces que habían jugado un papel fundamental en la legalización del aborto, habían declarado posteriormente que la Corte Suprema se había excedido en su función al aprobar el aborto. ¿Por qué la desatención a una noticia tan importante? "Hay mucha gente en los medios de información que está de acuerdo con la aprobación del aborto y que no quiere saber ‘cómo se preparó el chorizo’", explica Woodward.

Shaw observaba también cómo en sutilezas de lenguaje, se filtran criterios favorables al aborto. Tradicionalmente, los medios han llamado a las organizaciones o personas por los nombres que éstos escogen para sí: "gays" a los homosexuales, "Mohammed Alí" a Cassius Clay, etc. En el caso del aborto, los que están a favor han pedido ser llamados "pro-choice" –pro libre elección-, los que están en contra han pedido ser llamados "pro-vida". Los abortistas han sido llamados "pro-choice"…pero los pro-vida no son llamados así. Los periodistas afirman que el término "pro-vida" "es demasiado cargado de contenido y deja a los otros como si fueran ‘anti-vida’ o ‘pro muerte’’’; pero Shaw se pregunta si el término "pro-choice" no está igualmente cargado de sentido.

Es precisamente en medio de este escenario donde aparece, como una flor a la vez tierna y poderosa, la importancia, la belleza y la fuerza del testimonio de los sobrevivientes del aborto.

Para sorpresa de muchos, los sobrevivientes del aborto no son pocos. Por supuesto, son una cantidad tan ínfima respecto de los millones de niños abortados por año, que su sola existencia raya con lo milagroso. Sin embargo, son los suficientes como para convertirse en una suerte de pequeño y eficaz pelotón cuya sola existencia es un alegato a favor del derecho a la vida del no nacido.

Pero como si el solo hecho de existir no bastara; sus vidas además, están cargadas de episodios sorprendentes y hasta de aventuras que transmiten un mensaje claro y conmovedor, cargado de respuestas para muchas interrogantes sobre la vida y su sentido.


Una parte de ese pelotón, cuatro mujeres de vida sencilla y a la vez excepcional, pasan por estas páginas para compartir este testimonio lleno de esperanza.
Bienvenidos a las vidas de Gianna Jessen, Sara Smith, Audrey Frank y Bridget Hooker.

Lea extractos de los capítulos:

La Historia de Gianna Jessen http://www.aciprensa.com/aborto/libro-gianna.htm

El Testimonio de Sarah Smith http://www.aciprensa.com/aborto/libro-sarah.htm

Habla la "decana": Audrey Frank http://www.aciprensa.com/aborto/libro-audrey.htm

La Historia de Bridget Hooker http://www.aciprensa.com/aborto/libro-bridget.htm

Fuente ACI PRENSA

Testimonio de Mujeres Violadas

CASO 3: SRA. JACKIE BAKKER

"Cuando tenía 19 años fui violada a punto de pistola, me sentí sucia, usada y robada de toda mi dignidad. Menos del uno por ciento de las mujeres que son violadas salen embarazadas, pero yo fui una de ellas. Primero me negaba a creerlo, pero mi cuerpo comenzó a sufrir cambios, y me di cuenta de que ya no podía ocultarlo por más tiempo: estaba embarazada. Pensé que tenía que haber un modo fácil para salir de eso.


Recién me habían entrevistado para una posición en un trabajo, pero más que el riesgo de perder el trabajo, me preocupaba el tener que dar a luz al hijo del hombre que me había violado. Cuando mi hermana me sugirió el aborto me sonó como la solución perfecta. El aborto todavía era ilegal, pero mi hermana hizo los arreglos. Conocí a un hombre que me llevó a la oficina de un médico, pero éste me dijo que no me podía hacer el aborto porque tenía una infección tan fuerte en la garganta, que si me llegaba al útero podía morirme. Por lo tanto, me envió a mi casa y tuve que vivir con el hecho de que estaba embarazada y seguir adelante.

Más tarde me encontré un médico que me ayudó a ver que la vida es valiosa. Comencé a sentir amor y aceptación por mi bebé, especialmente después que lo sentí moverse. Me alegré por la nueva vida que llevaba dentro de mí y casi me olvidé de cómo había comenzado.


Cuando finalmente se lo dije a mis padres, mi papá se horrorizó de que estuviera embarazada, especialmente de un violador. Otro médico nos puso en contacto con la Paternidad Planificada (Institución Internacional Anti-Vida), donde me dijeron que el aborto era ´la única solución´ y no me ofrecieron alternativas. Les creí cuando me dijeron que mi pesadilla pronto acabaría y que podría continuar con mi vida después del aborto ´como si nada hubiera sucedido´- Mis padres me hicieron testificar ante el Fiscal sobre la violación para que pudiera tener un aborto legal, pero cuando éste fue aprobado ya yo tenía 22 semanas de embarazo y quería conservar a mi bebé. Sin embargo, sentí una terrible presión de todos, especialmente de mis padres, y al fin cedí. Me inyectaron una solución salina y 18 horas más tarde ... dí a luz a una pequeña bebita que estaba totalmente formada y era perfecta ... esperaba que comenzara a llorar y que estuviera viva.

Sentí un vacío que nadie puede llenar al descubrir que los efectos del aborto continuaron, mucho tiempo después que los recuerdos de la violación. Por los próximos tres años experimenté horribles depresiones y pesadillas. Por el contrario de todo lo que me habían dicho, era mucho más difícil lidiar con el aborto que con la violación. La violación fue un crimen terrible contra mí, una víctima inocente, el aborto fue la matanza de mi hijo inocente, y yo participé voluntariamente. Traté de convencerme a mí misma de que tenía una buena razón para abortar, después de todo había sido violada, pero el dolor no me dejaba pensar sobre ésto".




CASO 4: SRA. JULIE MAKIMAA

"Mi nombre es Julie Makimaa y si el aborto hubiera sido legal en 1964 yo no estaría aquí hablando. Fui adoptada cuando era una bebita en California y criada allí hasta 1979, año en que mis padres se mudaron al norte de Michigan. Poco tiempo después me casé y comencé a buscar los papeles de adopción para encontrar la identidad de mi madre biológica. Tres años y medio más tarde nos reunimos y desde entonces tenemos una relación muy especial. Mi esposo y yo éramos pro-vida antes de que yo conociera a mi madre, pero por primera vez pensamos acerca de los embarazos por incesto o violación y si el aborto se debía permitir en estos casos. ¿Pero cómo podría yo apoyar el aborto? Verdaderamente estaría negando mi propia vida, mi propia existencia. Opino que todo niño tiene un propósito especial en la vida y el derecho a vivir, ¿qué importa cómo comenzó nuestra vida?


Verdaderamente hay dos víctimas. Como sociedad hemos tratado a estas mujeres y a sus hijos como si fueran los criminales, ¡y esto tiene que terminar! Opino que debemos ofrecerle nuestra compasión y ayuda a las mujeres y a sus hijos, y nunca debemos siquiera pensar en el aborto como una ayuda ... muchas mujeres que han abortado un embarazo producto de una violación, se han encontrado con que los efectos posteriores del aborto, los cuales son mucho más devastadores que los del ataque sexual".


CASO 5: SRA. MARY JEAN "DOE" (ANÓNIMA)

"Yo fui víctima del abuso sexual infantil. Antes de cumplir los 13 años fui sexualmente abusada por mi hermano mayor y por un amigo de la familia que era universitario. A los tres o cuatro meses de haber comenzado el abuso me faltó la regla ... acudí a mi maestra para que me ayudara y cuando le dije que quizás estaba embarazada (a los 12 años), ni siquiera pestañeó. Me dio un abrazo y me dijo que fuera a la clínica de Paternidad Planificada y que uno de mis hermanos mayores me llevara y no se los dijera a mis padres. Nunca me preguntó quien era el padre ni por qué yo estaba sexualmente activa a esa edad. Por lo tanto, mi hermano mayor me llevó a la Paternidad Planificada ... allí nadie me preguntó quién era mi compañero sexual, nadie expresó preocupación ni asombro, ni siquiera se interesaron en el motivo por el cual una niña de 12 años podría necesitar una prueba de embarazo. Sólo me dijeron mucho sobre cómo actuar con ´responsabilidad´ y ´tomar el control de mi cuerpo´ .

Alguien me dio un montón de preservativos a la salida e hizo una broma sobre los colores; rojo, azul, amarillo. Mi hermano mantuvo silencio todo el tiempo, nadie le hizo una sola pregunta. Dos días más tarde me llamaron por teléfono para decirme que la prueba era positiva y que debía volver el próximo sábado en la mañana. La persona que llamó nunca utilizó la palabra ´embarazada´ o ´aborto´. No acudí a esa cita, y la regla me bajó aquella noche.

Recuerdo el horror que sentí cuando me di cuenta de que me habían hecho una cita para abortar. Recuerdo también que pensé sobre quien hubiera pagado la cuenta y por qué ello pensaban que yo era una persona tan horrible que debía hacerme un aborto ... Le doy gracias a Dios porque la regla me bajó.

La actitud que tiene Paternidad Planificada hacia el sexo es un grave factor, que impide que se descubra el abuso sexual de las jóvenes. Si alguien me hubiera mostrado la más mínima preocupación yo le hubiera dicho la verdad y le hubiera pedido ayuda. Todos a mi alrededor aceptaban como normal el que una niña de 12 años pudiera y debiera estar sexualmente activa (mientras fuera "responsable" y usara preservativo). El aborto a petición hace más fácil el que continúe el incesto y el abuso sexual de los niños. El aborto para las víctimas de incesto parece compasivo, pero en la práctica es simplemente otra arma violenta y otro engaño en las manos del que comete el abuso sexual".

Fuente ACI PRENSA

Testimonio de Mujeres Violadas

CASO 1: SRA. KAY ZIBOLSKY

"Fui violada a punta de un cuchillo a menos de una cuadra de mi casa, cuando tenía sólo 16 años. Mi asaltante desconocido se perdió en la noche, dejándome herida después de haberme amenazado para que no le dijera nada a nadie. Por 27 años no lo dije nunca, excepto a mi esposo muchos años después. Concebí y dí a luz a una niña después de la violación, ella era preciosa, y es lo único bueno que resultó de ésta.
Cuando Robin tenía 18 meses la dí en adopción, pero Dios tenía un plan especial y nos conocimos cuando ella tenía 27 años, después que mi propio proceso de sanación me había preparado. Sus primeras palabras para mí fueron: ´caramba me alegro mucho de que no te hayas hecho el aborto´. Robin resultó ser una parte importante del proceso de sanación, y le doy gracias a Dios hoy en día porque no hice nada en mi juventud por lo cual hubiera tenido que sufrir el resto de mi vida, a que no le hubiera dado la oportunidad a mi hija de decirme aquellas conmovedoras palabras. El mal llamado aborto ´legal y seguro´ la hubiera silenciado para siempre.
Hoy en día Robin tiene 33 años y está muy contenta de estar viva, y yo estoy trabajando para ayudar a otras víctimas, llevándoles la verdad y el poder de sanación que sólo Jesús da. Dios conoció a Robin cuando era formada en mi vientre y conoce a todos los demás que han sido concebidos a través de la violencia de la violación o el incesto. Aún en estas circunstancias son todos preciosos para Él, y tienen un sentido tan importante como el suyo y el mío, si sólo se les da la oportunidad de probarlo.

El aborto es una segunda violación, pero más traumática aún porque es un pecado, y la violación no lo es (para la víctima), y tarde o temprano tenemos que dar cuenta de nuestros pecados".



CASO 2: SRA. HOLLY M. DUTTON

"En realidad con todo lo mala que es la violación, perder al bebé es mucho peor ... no importa cómo haya sido concebido el niño, escoger la vida es la única manera de salvaguardar la auto-estima de l madre, así como la dignidad del niño prenacido.

Mi aborto provocado a los 17 años no se debió directamente a la violación que sufrí a los 12, pero fue la explosión de una bomba emocional de tiempo que había sido activiada 5 años antes. Yo fui arrebatada de mi propia cama y violada a dos cuadras de mi casa por un extraño. Después de dos horas terribles él me dejó en mi hogar y retorné a mi cama. Al otro día yo estaba tan callada y retraída que al contarle a mis padres lo que había sucedido no me creyeron. Tenía miedo de someterme a un examen médico, por lo que la violación no fue reportada y el violador nunca fue encausado. Puesto que no había podido convencer a mis propios padres de que estaba diciendo la verdad, pensé que nadie me creería tampoco y no lo mencioné ni siquiera al sacerdote de mi iglesia.

Debido a que sentía el deseo de vengarme de mis padres por no creerme, y mis ataques epilépticos me impedían tomar drogas, pensé que la única manera de hacerlo era salir embarazada. En febrero de 1973 a los 17 años al fin lo logré, pero casi inmediatamente me recomendaron un aborto, el cual me hice cuando tenía dos meses de embarazo. Lo que siguió fue una pesadilla: el Síndrome Post Aborto durante 17 años.

Me obsesionaba la culpa, el dolor era abrumador, y aunque los médicos habían justificado el aborto por mis ataques de epilepsia todavía me sentía culpable de haber matado a mi bebé porque mi inmoralidad había traído esta tragedia. Pensé muchas veces en suicidarme, pero temía a la muerte por miedo al castigo divino. Con la ayuda de otras personas, pude encontrar el amor y perdón de Jesús ... el Señor lentamente fue liberándome de más de 20 años de tensión debida a la violación y al aborto".

Fuente ACI PRENSA

Conmovedora historia de médico abortista convertido en Brasil


RIO DE JANEIRO, 2 Feb. 01 (ACI).- En un testimonio a la emisora radial Rainha da Paz, un médico brasileño que efectuó durante años el aborto relató su dolorosa e intensa experiencia de conversión, iniciada luego de la muerte de su hija.


El médico comentó que es el único hijo hombre de una familia humilde del interior de Minas, y que "con sacrificio y unión" fue el único que tuvo la oportunidad de estudiar, "pues mis hermanas no terminaron la enseñanza secundaria".


"Mi madre era una simple costurera que trabajaba hasta las madrugadas para ayudar a mi padre. Mi padre era una guardia nocturno. Por eso se pueden imaginar el sacrificio que hicieron para tener un hijo médico. Luego escogí la ginecología y la obstetricia", afirmó.


"Entre las mayores dificultades enfrentadas como médico recién formado, choqué con la realidad de lo que es mi profesión. En un largo tiempo los médicos se vuelven ricos, y yo quería más, quería enriquecerme y tener más dinero. Fue así como violé el juramento que hice cuando me formaba para dar la vida, para salvar la vida. Ayudé a muchos niños a venir al mundo, pero también a muchos de ellos no les permití nacer y me enriquecí escondido tras la máscara de la vitalidad", agregó el médico.


Sobre su vida abortista, el experto explicó que "puse un consultorio que en poco tiempo se convirtió en el más visitado de la región. Y saben ¿qué es lo que hacía?: abortos. Y como todos los que cometen el crimen, me decía a mi mismo que todas las mujeres tienen el derecho de escoger y que era mejor que sean ayudadas por un médico para no correr los riesgos de ir a una clínica clandestina donde los índices de muertes son alarmantes".


"Y fue así, en un ciego e inhumano oficio de medicina, que construí una familia con muchos bienes, muy rica y que nada le faltaba. Mis padres murieron con la ilusión de que su hijo era un doctor bien logrado, exitoso. Crié a mis hijas con el dinero manchado con la sangre de inocentes y fui el más despreciable de los humanos. Mis manos, que debieron ser bendecidas para la vida, trabajaron para la muerte", agregó.


Entrando al tema de su conversión, el médico explicó emocionado que "sólo paré cuando Dios en su sabiduría infinita, rasgó mi conciencia e hizo sangrar a mi corazón con la misma sangre de todos los inocentes que no dejé nacer. Mi hija menor, Leticia, dejó de respirar por una infección generalizada luego de haberse sometido a un aborto. Ella, de 23 años de edad, salió embarazada y buscó el mismo camino de tantas otras que me fueron a buscar: el camino del aborto. Y sólo supe de esto cuando ya nada se podía hacer".


"Al lado del lecho de muerte de mi hija, vi las lágrimas de todos esos angelitos que yo maté. Mientras ella esperaba la muerte, yo agonizaba junto a ella. Fueron seis días de sufrimiento para que en el sétimo día ella partiese hacia el encuentro con su hijo, al cual un médico asesino le impidió nacer", comentó.


"Cansado por las noches que pasé al lado de mi hija, yo soñé que andaba por un lugar absolutamente oscuro y muy húmedo, en el que quería respirar pero no podía, yo quería salir desesperadamente pero fui envuelto por un lugar en donde el estruendo me dejaba atónito. Eran los llantos dolidos de los niños que en mi pensamiento, como si un rayo me cortase por la mitad, veía en mi entendimiento: los llantos eran de dolor, eran los lamentos de los angelitos que yo no dejé nacer. Era la triste consecuencia de mis actos sin pensar, esos llantos que gritaban ¡asesino!, ¡asesino!", afirmó el médico.


"Asustado para salir de aquel lugar, pasé mi mano por mi rostro para secar mi sudor y mis manos se mancharon de sangre! Aterrorizado grité con toda la fuerza que me quedaba un pedido de perdón: ¡Dios me perdone! Sólo así logré respirar nuevamente y me acordé de que era tiempo de acoger y valorar el último respiro de mi hija, que murió por las consecuencias de la infección que le produzco el aborto. Yo sé eso a través de mi sueño", agregó.


El experto comentó que "Dios me hizo entender que a partir del momento de la fecundación del óvulo existe vida, por lo que entendí que soy un asesino. No sé si algún día Dios me va a perdonar, pero para restar mi culpa y mi dolor, vendí mi consultorio y todos los bienes que conseguí con la práctica del aborto y con ese dinero, construí una casa de amparo para madres solteras y me dedico hoy a atender y practicar ¡una medicina de verdad!".


"Hoy soy médico de los pobres, de los desamparados y desvalidos, y los niños que vienen al mundo a través de mis manos son hijos que adopto pues sé que tengo una sola misión: traer la vida al mundo y dar condiciones para que los niños tengan un lugar feliz donde el padre es Jesús. Recen por mí, recen para que Dios tenga piedad de mí y me perdone, porque tengo la seguridad de que participaré del juicio final", concluyó.



Una carta al hermano que no nació


Esta carta, basada en una experiencia de la vida real, fue escrita por una dirigente del movimiento pro vida, quien por razones obvias desea permanecer en el anonimato.


Mi querido hermano: Hoy, mientras me miraba alegremente en los ojos de mi pequeño hijito, me pregunté cómo es posible que alguien pueda hacerle daño a una inocente criatura como ésta que no puede defenderse, y lloré por todos aquellos bebitos que fueron abortados, y no tuvieron la suerte que tuvo mi hijo de poder nacer y ser acunado en los brazos de una madre que lo esperó con amor e ilusión.


Aunque no tuve la inmensa dicha de conocerte en esta tierra, te quiero mucho mi hermano, pues a través de los ojos del alma te he vislumbrado. Sé que de haber podido nacer, tendrías el pelo negro de nuestro padre y los ojos vivos y alegres de nuestra madre; quizás hasta te parecerías en algo a mí. En esta carta, la cual con el favor de Dios espero que los ángeles te hagan llegar, quiero pedirte que perdones a nuestra madre por no haberte permitido nacer.


Verás; ella no sabía lo que hacía cuando fue a aquella mal llamada "clínica", donde un médico sin escrúpulos; que sí sabía que abortar es matar; destrozó con la cureta tu pequeño cuerpecito que apenas comenzaba a formarse, y con él destruyó también el plan de Dios para ti. Nuestra madre, pobrecita, no supo lo que había hecho hasta pasados muchos años. Un triste día ambas contemplamos horrorizadas la realidad del aborto homicida reflejada en unas fotos, verdaderas pruebas de que el aborto es un crimen.


¡Qué dolor tan grande sentimos, querido hermano, al ver aquellas fotos por vez primera y comprobar cómo debió de haber quedado tu pequeño cuerpecito después del aborto que te privó de la vida; y el cual, aunque han pasado ya años, nuestra querida madre no ha podido olvidar! Hermanito, ella todavía sueña contigo, acerca de cómo serías, y yo a veces, cuando nos reunimos los demás hermanos en la mesa familiar con nuestros padres, siento en mi corazón tu ausencia que hace que el grupo esté incompleto y me pregunto cómo sería tenerte aquí con nosotros.


Allá en el cielo, donde sé que gracias a la misericordia de Dios te encuentras, ruego a Él que te lleguen mis pensamientos, y te pido perdón en nombre de nuestra madre, a quien el inmenso dolor del arrepentimiento y la carga que ha llevado en su conciencia por tu muerte; no la han dejado expresar en palabras lo que de veras siente. Ruega a Dios por ella, pues aunque sabe que Él la ha perdonado porque no sabía lo que hacía, todavía te recuerda y piensa en lo mucho que te hubiera querido, si tú hubieras nacido. Pídele a Él por otras mujeres, para que no caigan en el mismo error que cayó mamá, por falta de conocimientos.


Yo por mi parte te prometo, que aunque no pude salvarte a ti del aborto, otros niños sí se salvarán por mis esfuerzos, pues trabajaré para llevarles a sus mamás el mensaje que la nuestra no recibió. Te quiere y te recuerda siempre tu hermana que espera, con el favor de Dios, encontrarse contigo algún día en la eternidad...


FUENTE: Anónimo, "Carta al hermano que no conozco," Escoge la Vida (enero/febrero de 1991), suplemento "Caminos de Esperanza". Escoge la Vida es el boletín de Vida Humana Internacional.

Testimonios: Mujeres que abortaron se arrepienten




A continuación aparecen extractos de las más de 1000 mujeres que han ofrecido sus declaraciones juradas como parte de la apelación a la Regla 60 (Rule 60). Una copia del documento completo está disponible en la corte federal de Dallas.(Las ciudades y las fechas corresponden al tiempo del aborto, no a las residencias actuales).



“Si imagino lo que el infierno es, tiene que ser tal como mi vida era antes de encontrar asistencia y curación. Me volví alcohólica, perdí mi deseo de vivir, odiaba a la vida en general”. Lisa. Eugene, Or., Junio 1976 y 1980.
“Me ha afectado emocionalmente. Era incapaz de establecer vínculos con las personas. He sufrido de depresión. Fue la causa de años de comportamiento auto-destructivo”. Paula. Cleveland, Ohio, Julio 1978.
“Incapacidad de formar relaciones profundas, sentimiento de culpa y ataques de ansiedad. Por mucho tiempo fui incapaz de sostener o estar cerca de bebés”. Shirley. Los Ángeles, Calif., 1982; y Noruega, 1970.
“He sufrido trastornos médicos que atribuyo a haber abortado, incluyendo embarazos prematuros, paps y menstruaciones anormales”. Susan. Fort Worth, Texas. Marzo, 1977.
“Tuve una hija sustituta en 1979, que recientemente también abortó (06/15/01), también afectó mi amor propio y eventualmente me volví promiscua”. Kathleen. Port Chester, NY, 12 de mayo de 1975; y Mamaroneck, NY, 3 de diciembre de 1975.
“Emocionalmente me siento rechazada por todos. Me siento sola”. Grace. Jacksonville, NC, 1976.
“Años de cambios repentinos de ánimo, desórdenes alimenticios, promiscuidad, baja autoestima y problemas en la relación con mis otros hijos”. Reatha. Baltimore, MD., noviembre 1979.
“Pasé muchos años saltando de una relación a otra y me volví más sexualmente activa. Alejada de la familia, problemas en el colegio y antiguos amigos se ditanciaron”. Aureen. Bridgeport, PA, enero de 1978. Filadelfia, PA, marzo 1979.
“Diario arrepentimiento y pesar por la muerte de mis hijos causada por mis propios actos”. Beverly. Atlanta, GA, 1974 y 1977.
“Depresión severa, especialmente en enero, sabiendo que mi hijo cumpliría un año más de vida”. Wendy. Howell, NJ, 1985.
“Sufro de trastornos de pánico y de una baja autoestima que degeneró en promiscuidad. Tomaba mucho e inhalaba cocaína. Contraje el HPV, que daño mi cuello uterino – me sometí a una operación para remover células pre-cancerosas. Tengo problemas en mi colon y estoy en riesgo de tener cáncer de mama (noticias – páginas web)”. Christina Grace. Newark, Del, 1986; y Dover, Neb., 1988.
“Diez años después del aborto estuve cerca de un colapso nervioso. He sufrido emocionalmente por veinticinco años”. D.E., Atlanta, GA. Agosto 1975.
“Por algún tiempo me sentí vacía por dentro. También caí en un espiral de comer compulsivamente que me ha dejado en una situación de obesidad extrema”. A.D.C.H., San Antonio, Texas. 22 de febrero de 1984.
“De estar en la lista de las mejores alumnas del Decano de la universidad, pasé a estar desaprobada, a dejar asuntos incompletos y retirarme varias veces. Intenté suicidarme. Estaba deprimida. El sentimiento de culpa era aplastante”. H.A.K. Knoxville, Tenn. 12 de mayo de 1984.
“He estado propensa al suicidio, deprimida, he tenido ansiedad extrema, pesadillas, sufrido de pena y dolor y conducta autodestructiva”. Candice. San Diego County, California. Marzo de 1996.
“Culpa – falta de habilidad para lidiar adecuadamente con el amor verdadero y el sexo en el matrimonio”. L.D.M. England, Setiembre de 1970.
“Depresión,pesadillas, divorcio”. Darla. Memphis, Tenn. Abril de 1986.
“Mi aborto se llevó mi sentido de autovaloración y seguridad personal. Me ha hecho dudar de mi capacidad de tomar decisiones correctas”. A.C.N. New Orleans, La., 1981.
“Es mi mayor arrepentimiento. Me ha causado depresión y me ha hecho pensar en el suicidio. También me ha dado complicaciones para quedar embarazada y cargar un niño”. Kathryn. Kansas City, Mo., 1981, 1982 y 1983.
“Ha dejado un vacío y un dolor que no me dejan nunca”. Dianne. New Jersey. 15 de enero de 1979. “Siempre estoy pensando en mi niño no-nacido”. Niria. Houston, Texas, 1995 y 1999.
“He estado en terapias por ataques de ira. También fui tratada por un desorden alimenticio que también me ha afectado físicamente”. Rexene. Montgomery, Ala. 1991.
“Dolor emocional y tormento durante años hasta que Dios me perdonó y me curó. Me ha afectado en lo físico. Ya no puedo tener hijos”. Dorothy. San Antonio, Texas, febrero de 1975.
“Si el aborto hubiese sido ilegal, nunca hubiera tenido que pasar por todo este dolor y culpa. Yo debería haberme graduado en lugar de abandonar los estudios. El dolor y la culpa del aborto causaron mi intento de suicidio...tal ves la única razón por la que sobreviví fue para que pudiera contar mi horrenda historia y poder hacer una diferencia”. H.A.K. Knoxville, Tenn. 12 de mayo de 1984.
“El aborto mata. No sólo al niño, también al espíritu humano. El padre y la madre también son víctimas. Intenté quitarme mi propia vida por la culpa y el remordimiento. Sentía que era una tumba que caminaba”. Sheila Lynn. Tallase, Fla. 7 de junio de 1985.
“Escuchen las voces de quienes han experimentado las consecuencias físicas y emocionales. Un gran segmento de la sociedad –hombres y mujeres—están sufriendo porque hicieron lo que estaba mal aún cuando era legal”. Shirley. Los Ángeles, Calif, 1982; y Noruega, 1970.


Fuente: aci prensa

Beverly McMillan: Confesiones de una ginecóloga


>> A veces ser católico y tratar de estar a la altura de las enseñanzas morales de la Iglesia puede resultar un poco opresivo. Así es como me sentí cuando, en 1990, regresé a la Iglesia Católica. Había sido una larga ausencia para mi.


Beverly McMillan, M.D., Jackson. Mississippi.


Aunque había crecido en una familia católica tradicional de los años cincuenta (seis niños, escuela parroquial, misa todos los domingos), yo había dejado la Iglesia a los 19 años siendo estudiante de pre-medicina, pensando que Dios era irrelevante a la ciencia que estaba empezando a estudiar y a la generación de "ahora" de la que yo formaba parte. Por unos cuantos años parecía que todo me iba muy bien sin Él.


Me gradué de la Facultad de Medicina en la Universidad de Tennesee en 1966, hice el internado en Menphis, y salí a la Clínica Mayo para especializarme en obstetricia y ginecología. No sólo me sentía útil, sino que me consideraba una persona buena y dedicada. ¿Quién necesitaba a Dios o a esa arcaica Iglesia Católica?


En 1969, como residente de segundo año, fui enviada para seis meses de prácticas al Hospital de Cook County en Chicago. Por seis semanas fui asignada al ala llamada el ala de "Obstetricia Infecta". Con sorpresa, me encontré con que las 15 a 25 mujeres admitidas cada noche eran clientes recientes de las factorías de abortos clandestinas de Chicago.


Llegaban a nuestra sala de emergencia sangrando, con fiebre alta, y, bajo examen físico, presentaban úteros ensanchados y temblorosos. Cada mañana el médico interno y yo teníamos que llevar a cabo otro procedimiento de dilatación y curetage (DAC) en ellas (dilatando el cérvix y el útero y luego haciendo vacío) para remover todo el tejido infectado que el "abortista" había dejado en el interior del útero, para que ellas pudieran recuperarse y regresar a casa.


Al final de la rotación de seis semanas, yo estaba indignada. Viendo aquello desde el punto de vista de una agnóstica, concluí que la legalización del aborto era la respuesta. Yo quería que la profesión médica empezara a ofrecer "procedimientos" seguros a las mujeres que los necesitaran. De este modo cuando en 1973 la decisión Roe vs Wade del Tribunal Supremo legalizando el aborto en todos los Estados Unidos fue anunciada, me sentí feliz. La celebré saliendo a la calle y comprando una máquina de succión y empecé a ofrecerme para la realización de abortos de primer trimestre en mi propio dispensario.


Me trasladé a Jackson en 1975, sin pensar que Dios estaba poniendo en marcha aconteceres que no sólo iban a sacarme del negocio del aborto sino que iban a tomar mi rebelde corazón "feminista" de vuelta a Él y a las maravillosas y no cambiantes verdades acerca de la vida y el amor preservadas en las enseñanzas católicas. Mi primer año en Jackson no reflejaba esa Providencia en ningún signo externo. Estaba casada, tenía tres niños pequeños, operaba en solitario en un establecimiento médico de obstetricia y ginecología, y estaba tratando de ajustarme a mi nuevo ambiente, lejos de mi familia y mis amigos.


Ese mismo año se me acercó un grupo de "ciudadanos comprometidos" y clérigos (presumiblemente protestantes) para que les ayudara a poner en marcha la primera clínica abortista libre del estado. Acepté, y en el otoño de 1975 me convertí en directora de "Servicios de Salud para la Familia", clínica abortista que ofrecía realizar abortos por succión de primer trimestre del embarazo.


En enero de 1976 me encontraba extrañamente deprimida con mi "éxito" en la vida. Mi matrimonio parecía estable, a pesar de un procedimiento de esterilización al que me había sometido contra el deseo de mi marido. Mis hijos, de edades 5, 3, y 1, eran saludables y ruidosos. Mi práctica privada y la clínica abortista iban bien. Sin embargo, a pesar de todo ello, me encontré a mi misma debatiéndome entre pensamientos de suicidio.


En busca de una solución fui a la librería local donde finalmente me decidí por un libro sobre "El poder del pensamiento positivo", por el Dr Norman Vincent Pale,…, y me agradó la lista de diez cosas para hacer al final del primer capítulo… Con cierta excitación seguí la lista de cosas a hacer, una por una hasta que llegué a la número 7, que me pedía recitar 10 veces al día la frase "Yo lo puedo todo en Cristo que me conforta" (Filipenses 4;13). Disgustada de haber tropezado con aquella "basura" religiosa, dejé el libro, y no leí más. Pero quince años después: Catolicismo Quince años después y tras haber entrado en contacto con "Jackson Right to Life", la autora de este relato personal, fue recibida de nuevo en la fe de sus padres. Y su relato continúa:


Con la alegría y excitación de haber vuelto a los Sacramentos no había prestado atención a mi vida profesional. La primera semana que estuve de vuelta en mi despacho después de volver a casa empecé a ver a mis pacientes casados para los exámenes anuales y recetas de píldora y me di cuenta de que tenía una conversión final que hacer. Si yo iba a disfrutar de los beneficios del Catolicismo, también tenía que soportar las cargas. Volví a leer la "Humanae Vitae", con su llamada a los laicos católicos y a la gente de ciencia a promover la verdad moral de que hay un lazo inseparable, puesto por el Creador, entre los aspectos unitivo y procreativo del acto matrimonial.


Esto llevaba consigo por mi parte el no participar de forma alguna en la prescripción de anticonceptivos o esterilizantes, y sí promover la Planificación Natural de la Familia (PNF). Afortunadamente recibí extraordinario apoyo del Centro de Planificación Natural del Hospital de Oales River, y de mis colegas médicos de mi propio despacho. No vino mal para ello que yo fuera el miembro más veterano del grupo.


¿Cómo resulta esto en una cultura predominantemente protestante? . Muy bien. Después de treinta años de acceso ilimitado a los anticonceptivos y a la tecnología abortista, hombres y mujeres se están dando cuenta de las promesas vacías del "sexo libre" y están empezando a esperar que ellos sean capaces de tener relaciones más plenas de sentido, incluso dentro del matrimonio.


Puedo prometer honradamente a mis pacientes un matrimonio mejor si practican la PNF. Ello les ofrece eficacia, seguridad, y economía, y un notablemente bajo índice de divorcios. Los métodos modernos de PNF, que no deben confundirse con los de los viejos ritmos usando el calendario, tienen un índice de embarazos imprevistos inferior al de la píldora anticonceptiva. En 1994 el "British Medical Journal" informó de un índice de embarazo imprevisto de 30 por 1000 mujeres para la píldora, y sólo 4 por 1000 mujeres para el método de PNF-Billings. A diferencia de los anticonceptivos orales, la PNF no produce coágulos de sangre, ni hipertensión, ni dolores de cabeza (migrañas), ni tumores de hígado, y es virtualmente gratis.


Además el hecho de requerir el mutuo acuerdo de ambos, marido y mujer, promueve la virtud de la castidad marital, que es la fuerza de voluntad y el carácter requerido para poner nuestra capacidad sexual al servicio del amor genuino. Es cierto, la PNF requiere abstinencia periódica si se quieren espaciar los niños, pero todos sabemos que la abstinencia es una realidad en cualquier matrimonio. Las dificultades vendrán, pero también vendrá la gracia, la paz y la entereza que experimento como PNF (y sólo como PNF) ginecóloga y obstetra, que es mi agradecido regalo personal.


Tomado de www.unav.es/capellaniauniversitaria